Freud para inconscientes
Sigmund Freud
El seis de mayo de 1856 nace Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis.
Se pasó la vida leyendo en los seis idiomas que dominaba; leyó El Quijote en español y a Shakespeare lo leyó en inglés al derecho y al revés, tanto que muchos dicen que su amor por la psicología humana le viene de tanto Otelo, tanto Hamlet, tanto Romeo y tanta Julieta.
1883, 1884, 1885, fueron los años de su trabajo en Hospital General de Viena….los años del “periodo de la coca”. La coca era la droga de moda que usaban los intelectuales para llamar a las musas de la inspiración, pero Freud la uso para llamar a las de la ciencia porque le interesaba su uso terapéutico como anestésico. Hasta intentó curar con cocaína a un amigo muy querido, adicto a la morfina, pero el tratamiento sólo agregó una nueva adicción y finalmente falleció. “Fui el primero en recomendar, en 1885, el uso de la cocaína, y ello me costó grandes reproches. El abuso de esta droga precipitó la muerte de un amigo querido”. Fue acusado de desatar un “tercer flagelo” contra la humanidad.
Pero a pesar del escándalo obtuvo una beca en el manicomio de Salpêtrière de Paris para estudiar junto al mejor neurólogo de la época, Jean Martin Charcot, que estaba dando el último grito de la moda, usando la hipnosis en el tratamiento de los trastornos mentales. Con Charcot le picó el bicho de la psicología. Y le picó tan duro que cuando regresó a Viena quizo compartir las teorías de Charcot con otros médicos, pero todos le rechazaron. Todos menos Josef Breuer, el especialista en enfermedades internas de mayor prestigio en Viena, que compartió con el caso clínico que marcó un antes y un después en la carrera de Freud: El caso Anna O.
Anna O, de 21 años, había pasado meses largos asistiendo a su padre en una enfermedad larga y dolorosa que lo llevó a la muerte. Mostraba doble personalidad según las horas del día y que hablaba inglés a la perfección mientras que el alemán, su lengua materna, ni lo hablaba ni lo entendía. Breuer decidió hipnotizarla para que hablara de rosario de traumas que llevaba por dentro y, ¡oh, sorpresa! Casi se va de espaldas al comprobar que cuando Anna hablaba de los miedos que la dominaban, volvía a ser una persona normal. Descubrió que los síntomas de los pacientes histéricos eran el resultado de traumas del pasado que se habían reprimido y que cuando el paciente se enfrentaba a esos pensamientos reprimidos, se curaba. A esto le llamó el “método catártico”.
Freud usó el método catártico pero sin la hipnosis. En su lugar inventó el método de “asociación libre”, una técnica que consiste en que el paciente desembuche todo lo que le llegue a la mente tal y como se presente, aunque sea vulgar o vergonzoso, para que el psicoanalista pueda determinar cuales manifestaciones muestran un conflicto inconsciente. Acababa de crear el psicoanálisis.
El inconsciente
Para Sigmund Freud la mente consciente es solo la punta del iceberg. La mente inconsciente está por debajo y guarda nuestros impulsos y deseos primitivos.
La mente está formada por tres instancias: ELLO, YO y SUPER-YO.
EL ELLO busca la satisfacción inmediata de los instintos. Sea o no sea permitido. EL YO es el contacto con la realidad. EL SUPERYÓ es la conciencia moral que el niño recibe de la familia, la escuela etc., y que aprueba o rechaza sus impulsos y pensamientos. El superyó nos acusa de ser culpables y hace que nos adaptemos ciegamente a la realidad.
El pobre YO tiene que mantener el equilibrio entre las majaderías del ELLO que siempre anda con el instinto revuelto, y el dedo acusador y moralista del SUPERYÓ. No es tarea fácil, pero tiene ayudantes eficientes: Los mecanismos de defensa. Son mecanismos que usa nuestra mente inconsciente para evitar o negar lo que nos produce ansiedad y mantener una imagen personal idealizada que nos permita vivir cómodamente con nosotros mismos. Casi siempre son autoengaños que terminan creando puntos ciegos en la personalidad.
Análisis de los sueños
Freud consideraba que los sueños eran importantes para poder explicar lo que sucedía en el inconsciente, ya que mientras soñamos las defensas del YO no están presentes. En los sueños mucho material reprimido se hace consciente aunque de manera distorsionada. Los sueños sirven para dar pistas de cómo opera la mente inconsciente.
En 1923 en la cima de su prestigio y su fama, se le encuentra un tumor cancerígeno en la boca, que tienen que intervenirlo 33 veces en 16 años. Cuando en 1938 los nazis ocuparon Austria la situación se tornó color Gestapo. El 4 de junio de 1938 Sigmund salió de Viena con su esposa y Ana. Sus cuatro hermanas fueron asesinadas en Auschwitz. El 6 de junio llegó a Londres pero el tumor en el maxilar lo iba minando y el 23 de septiembre de 1939, poco antes de la medianoche murió Sigmund Freud en su casa de Maresfield Garden.
Termina la vida de uno de los pocos hombres que influyó tanto sobre la cultura que después de él no hemos sido los mismos; tenemos otra actitud hacia los niños, hacia nosotros y hacia los demás. Cayeron los tapujos del sexo y la hipocresía y hoy, gracias a Sigmund Freud entendemos de otra manera el arte, la religión y la vida.
*Toda la información ha sido extraída del libto «Freud para inconscientes» escrito y dibujado por el autor.